miércoles, 25 de agosto de 2010

El Futuro del Petroleo

El fin del petróleo barato y las opciones energéticas del futuro



La disponibilidad de energía es indispensable para la sociedad moderna; sin embargo, la atención pública prestada a todos aquellos procesos que tienen que ver con la conversión, puesta en servicio y el uso racional de la energía generalmente es mínima, con la notoria excepción de las crisis energéticas. Dos acontecimientos recientes nos hicieron ver que el suministro ininterrumpido de la energía a un precio sumamente económico no es una cosa trivial: (i) Los aumentos fuertes en el costo del petróleo, agravados aún por la reciente crisis en el Medio Oriente, y (ii) el aun más importante ascenso del precio del gas natural. Es indudable que una cierta fracción de estos aumentos fue provocada por acciones meramente especulativas; sin embargo, demostraremos que, contrariamente a la creencia de la mayoría de los analistas económicos (Vea, por ejemplo [6].), una escasez real --acompañada de altos precios-- del crudo y del gas natural se manifestará muy pronto a nivel mundial.



Estimación de las reservas del petróleo



La distinción más importante en el campo de las fuentes fósiles es la que existe entre recursos y reservas. Los recursos del petróleo son todas aquellas regiones subterráneas, a veces a considerable profundidad, que debido a sus características geológicas inferidas contienen algún tipo de petróleo. Estos yacimientos no están necesariamente accesibles a una explotación; mucho menos todavía se puede concluir que este petróleo puede extraerse de una forma económica y que la energía invertida en la extracción no rebasa la energía recuperable. Las reservas, a diferencia de los recursos, son aquellos petrolíferos donde una extracción económica con la tecnología disponible parece factible, aunque los criterios de diferentes analistas, compañías y gobiernos pueden variar considerablemente. El tamaño de las reservas, por definición, es más pequeño que el de los recursos, y a menudo esta diferencia es dramática.



¿Cómo podemos determinar en forma práctica el tamaño de las reservas del petróleo en una región o a nivel mundial? La respuesta más científica y confiable parece estar en el análisis estadístico de los esfuerzos de explotación de las compañías petroleras, dado que se trata de analizar la figura práctica reservas y no el término abstracto recursos. Como en todo análisis estadístico se requiere de dos herramientas esenciales: (1) un modelo físico-matemático del fenómeno y (2) un conjunto de datos reales amplio y confiable.



Un modelo sumamente plausible y exitoso fue propuesto en 1956 por el geólogo M.K. Hubbert (en aquel entonces empleado de la Shell) [1, 2]. Este modelo, llamado de crecimiento logístico, aplicado a los datos de producción anual del petróleo en los 48 estados contiguos de Estados Unidos, condujo a Hubbert a la predicción que la producción doméstica de Estados Unidos alcanzaría su máximo alrededor del año 1969 con un subsecuente descenso en forma de campana. La predicción se cumplió rigurosamente y desde entonces la curva de Hubbert describe la producción doméstica de petróleo de Estados Unidos con un margen de error del 5% [3, 4]. El mismo análisis fue realizado para el campo petrolero Prudhoe Bay en Alaska: En este caso el máximo de la producción anual se alcanzó en el año 1990 y ha estado decreciendo desde entonces.



¿Cuáles son las suposiciones del modelo logístico? En primer lugar, se supone que la producción crece en forma exponencial mientras que el límite final (las reservas totales recuperables) se encuentra lejos. Este comportamiento se conoce como crecimiento no restringido y se cumplió con exactitud en todas las regiones petroproductoras del mundo, con excepción del Golfo Pérsico, donde los líderes políticos restringieron deliberadamente la producción desde los años setenta. En segundo lugar, el modelo asume una disminución de la producción anual proporcional a la diferencia entre la cantidad del petróleo ya producida (la producción acumulada) y las reservas totales recuperables. Esto es plausible (al menos en el caso del petróleo) ya que la producción de la última cantidad de petróleo costará mayor esfuerzo que la producción de la primera. Ambas suposiciones combinadas conducen al modelo logístico.



El otro requisito señalado fue la disponibilidad de una base de datos amplia y confiable. El banco de datos petroleros más importante del mundo el cual es consultado por muchos gobiernos e incluso el organismo, Geological Survey de Estados Unidos (USGS), es el de los Petroconsultants en Ginebra, Suiza. Un nuevo análisis de la producción petrolera de diferentes regiones usando un refinamiento del modelo original de Hubbert realizado por los investigadores C.J. Campbell y J.H. Laherrère, de Petroconsultants, revela la validez del modelo logístico a nivel mundial. La restricción deliberada de la producción en los países del Golfo Pérsico así como los corrimientos relativos de las curvas de producción de las diferentes regiones pueden incorporarse en el modelo con la conclusión presentada en la Figura 1: El máximo de la producción mundial del petróleo se alcanzará alrededor del año 2005Š2010; de ahí en adelante la demanda de este combustible superará la oferta, con las consecuencias obvias para el precio.







Figura 1. Evolución de la producción de petróleo en diferentes regiones y a nivel mundial junto con las proyecciones derivadas del modelo de Hubbert modificado. Fuente: Campbell & Laherrère [2]. El diagrama se tomó de la referencia [5].



Descubrimientos de nuevos yacimientos y los campos "gigantes"



Aparte de la evidencia presentada, existen otras metodologías para anticipar la futura escasez del petróleo, por ejemplo, a través del análisis de la tasa anual de descubrimientos de yacimientos petroleros, y por medio del análisis de la distribución de los tamaños de los campos petroleros en función del tiempo [2]. Aquí consideraremos solamente el primer punto.



Aunque en la opinión pública prevalece la idea de que las reservas identificadas no solamente no decrecen sino aumentan, la realidad es otra: La mayoría del petróleo producido hoy en día proviene de campos petroleros descubiertos antes de la primera crisis de los petroprecios en 1973 [2]. El máximo de la tasa anual de descubrimientos ocurrió en 1962 cuando 40 mil millones de barriles de petróleo (bbo) fueron descubiertos, en comparación con los 10 bbo en 1990. En 1997 esta tasa ya bajó a seis bbo anuales; aproximadamente cuatro barriles son consumidos en la actualidad por cada barril hallado en reservas.



Es importante señalar que un 75% del petróleo producido actualmente proviene de tan sólo 360 campos petroleros "gigantes" (campos con reservas de más de 500 millones de barriles, equivalente a aproximadamente 26 días de consumo de Estados Unidos) [5]. Sin embargo, pocos de estos campos gigantes se han descubierto en las últimas dos décadas. Estos campos, por su naturaleza, son los primeros en encontrarse. El hecho que inclusive con tecnología de exploración significativamente mejorada (como técnicas sísmicas en tres dimensiones) se han encontrado pocos campos gigantes, nos hace dudar que nuevos descubrimientos significativos estén por hacerse todavía.













Figura 2. (a) Tasa de descubrimientos de petróleo crudo en reservas de 1910 a 1990. Se observa claramente un patrón en forma de campana. Los datos desplegados son promedios de cada década. [6]. (b) Reservas mundiales reportadas por fuentes oficiales vs. tiempo y las mismas reservas refechadas a su año de descubrimiento original. Se nota que los datos oficiales (no corregidos) sugieren un aumento ficticio (ver texto), mientras que los datos refechados (con la asignación del año del descubrimiento correcto) muestran un máximo de las reservas alrededor del año 1980. [2]



El crecimiento ficticio de las reservas del petróleo



Es muy común encontrar la convicción que las reservas mundiales están todavía en aumento, muchas veces por parte de analistas económicos o el público en general que se basa en esas afirmaciones. ¿A qué se debe esta (falsa) impresión? Existen dos razones principales. Primeramente, el tamaño de un pozo o un campo petrolero nuevo se determina mediante una estimación probabilística; valores comunes son p90, p50 o p10, quieren decir los tamaños estimados con una probabilidad mayor que 90, 50 ó 10%, respectivamente. Por definición, existe una probabilidad de 90% de encontrar más petróleo de lo que indica el valor p90 por lo cual no sorprende que en muchas ocasiones la cantidad de petróleo hallado supera la cantidad estimada originalmente [2]. Las compañías petroleras corrigen esta diferencia pero la contabilizan en el año de su detección, no en el año del primer descubrimiento. Esto da la falsa impresión (al menos a personas no especialistas) que las reservas crecieron repentinamente [2]. La diferencia entre la reservas reportadas oficialmente con las refechadas se aprecia en la figura 2(b).



La segunda razón de esta impresión es más crítica, ya que se debe a una evaluación política más que técnica. Muchos de los gobiernos de los países productores de crudo tienen un interés político y económico en comprobar altos inventarios; esto puede haber sido la razón para la dramática reevaluación de sus reservas por parte de varios miembros de la OPEP entre 1984 y 1989, cuando las reservas de estos países "crecieron" de un año al otro por más de 100%, sin que hubieran presentado nuevos descubrimientos siginificativos. [2, 6].



Fuentes alternas no renovables



El gas natural, que hasta hace poco era quemado en los mecheros de los pozos petroleros, hoy en día es considerado el combustible "ideal" por ser eficiente y limpio, pero será escaso en México/Norteamérica dentro de pocos años. Esto se debe al tamaño relativamente pequeño de las reservas de este combustible en Norteamérica y los planes de expansión de los sectores eléctricos tanto de los EE.UU. como de México, que están basados casi exclusivamente en el gas natural como combustible. Por eso, su aprovechamiento debería de realizarse con la más alta eficiencia posible. La otra opción, el carbón, aquella fuente fósil con las mayores reservas en el mundo, no será un buen substituto del petróleo debido al importante impacto ambiental que tiene su minería y combustión. Además, México cuenta sólo con reservas modestas de carbón.



Muchas veces se transmite la impresión que el petróleo y el gas natural pueden ser substituidos fácilmente por las llamadas "fuentes fósiles no convencionales", por ejemplo las arenas petrolíferas (oilsands, tarsands) y yacimientos de petróleo inmaduro (oil shale). Esta impresión está equivocada. Aunque existen otros recursos fósiles, probablemente en cantidades importantes, la mayoría de ellos nunca se convertirán en reservas útiles o podrán jugar un papel solamente marginal. Argumentos importantes son el difícil acceso, el enorme impacto ambiental provocado por su uso y la cantidad de energía requerida para la explotación.



Hacia un futuro limpio: Las fuentes renovables de energía



Hoy en día ya contamos con una serie de tecnologías muy avanzadas para el aprovechamiento de las fuentes renovables de energía. La lista de las opciones va desde técnicas ya muy conocidas, como las hidroeléctricas, hasta tecnologías más recientes, como la eólica, que ha tenido un auge impresionante, sobre todo en Europa, con tasas de crecimiento del orden de 30% al año. Debido al espacio reducido no podremos en esta ocasión discutir a detalle las diferentes opciones que existen pero resumiremos algunas de las observaciones más importantes:



(i) La oferta energética disponible a través de técnicas solares bien probadas es suficiente para satisfacer las demandas energéticas actuales del mundo y permitirá incluso un cierto crecimiento del consumo. Algunas de las técnicas disponibles son el uso térmico para calentamiento, el uso de la radiación solar concentrada para la generación de electricidad, la generación directa de electricidad a través de celdas fotovoltaicas, la energía eólica y las diferentes opciones para el uso de biomasa.



(ii) Algunas de las opciones tienen todavía un costo económico elevado, sobre todo las celdas fotovoltaicas, mientras que otras –como la energía eólica en sitios buenos– ya están en el umbral de la competitividad económica, esto sin siquiera considerar el costo económico del impacto ambiental de las técnicas convencionales. Con los precios de los combustibles fósiles en aumento la rentabilidad económica de las fuentes renovables sigue aumentando considerablemente.



El fin del petróleo barato obligará a las sociedades a buscar nuevas alternativas para el desarrollo socio-económico. Las fuentes renovables ofrecen una excelente opción para ello ya que no solamente nos proporcionan energía limpia y no agotable sino también se acoplan muy bien a las necesidades de desarrollo regional requeridas en México y América Latina

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